Teddy llegaba presuroso a la oficina, con tres cuartos de hora de retraso y muchos pendientes por terminar apenas tuvo tiempo de saludar a la recepcionista.
Encendió su computadora y mientras el sistema operativo cargaba con chasquidos que más bien parecían quejidos del disco duro fue al baño para lavarse la cara y las manos. Al cabo de tres minutos ya sentado y tecleando un correo electrónico al contador y todo esto mientras se sumergía en su acostumbrado monólogo interior de la mañana sucedió lo peor.
-Hey Teddy, ayúdame con esto, mira que no le entiendo
Teddy lo ignora y sigue tecleando.
-Hey, te estoy hablando.
-Dios mío, no sé que habré echo pero no pudo ser tan malo- Pensó Teddy.
La única persona capaz de sacar de quicio a Teddy se encontraba a menos de cuatro metros de distancia y caminaba amenazando con invadir su espacio vital; era "El Farol Fenomenoide"
El Farol Fenomenoide tenía pegué con todo y todas (según el) eso en parte era cierto por que el tipo le pegaba a todo hasta al autocontrol de uno.
-¿Qué necesitas? -pregunta Teddy.
-Checar la ortografía de un archivo.
Eso era un mero pretexto para flirtear con la vecina de cubículo de Teddy, levantando un poco la cabeza para captar las pocas frases que le llegaban escuchó un fragmento de la conversación.
-¿Dónde vives?- pregunta Monique.
-En Lin... ¿Sabes donde queda Cumbres Elite? -Responde Fenomenoide.
-Oye, tengo que ir con el Calamardo, ahí te dejé el archivo en tu carpeta compartida; este voy a tardar un rato -Teddy se levanta como esquivando algo, muy probablemente la kilométrica lengua del Fenomenoide que solo el es capaz de ver.
