martes, mayo 10, 2011

Encerrado


Ayer salí tarde del trabajo por que se fue la pinche luz en la colonia donde está la oficina y tuve que reponer el tiempo perdido, mientras el contador cerraba la puerta y ponía la alarma recordé que tenía que pasar a donde el Brian que estaba con que fuera a donde se iba a tatuar.

Llegué al local y ahí me aventé un encerrón de casi cuatro horas escuchando a Elvis Presley, Bang Gang y Crystal Castles todo mezclado con las risas histéricas que salían de los chistes entre nosotros que ya andaban por convertirse en bulling y como no; el zumbido de la aguja; ya hasta ganas tenía de que me pusieran un tatuaje; digo, para no estar viendo para todos lados como pendejo.

Llegué casi a las doce de la noche a mi casa y no pude dormir por el asma que me cargo desde hace más de tres meses, total que me levanto y me hago pendejo una hora haciendo ejercicios de respiración quesque para controlar la inflamación de los bronquios mientras creaba bizarros remixes con mi tos y la música que puse por la mañana.

Eran las seis en punto cuando por fin pude dormir; despierto casi a las ocho (hora en que ya debería estar saliendo de casa) y me convencen de faltar para ir a la clínica del seguro social que me corresponde.

Me baño, me cambio y voy temprano a la consulta y el pinche seguro solo, el guardia me dice en buen pedo que nel, que hoy no habrá consultas que por el puente del diez de mayo. Hijos de su puta madre y ¿Qué tal si me estuviera muriendo? ¿Por qué chingados hacen puentes tan a la pendeja?

La cereza del pastel es que ayer por la noche vino una amiga con un regalo y yo ni estaba por andar con este bato allá haciéndose un Quetzalcóatl en la pata.

Qué chulada de regalo, la biografía de Depeche Mode en papel rígido y a doble carta en una revista que sólo leía cada que iba a casa de un primo.

Por ahora lo único que me asusta es la estirada de orejas que me van a dar mañana en el trabajo mejor; ya me retiro; no he dormido desde ayer y todavía tengo que sacar la cita con el alergólogo y luego echarle una ojeada al regalo este para que todo el malestar de la madrugada se vaya a chingar a su madre de una vez por todas.

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