Odio esto, odio el clima, odio la ciudad donde vivo, odio a los conductores pendejos que se cruzan los semáforos en la avenida que cruzo todos los días al salir de la oficina, odio a mis compañeros traidores, aquellos que me sabotean y hablan pestes de los ausentes.
Odio a todos los que dicen que soy un puto freak, odio a los que se refieren cariñosamente a mí como "el raro" "el amarguetas" aquel que se inventa problemas para sentirse especial y no socializa para parecer un lobo estepario, un hombre misterioso, una persona interesante.
Odio que no tengan memoria, odio que no sientan y odio que sean tan insensibles ante lo que pasa a su alrededor.
Curiosamente todo ese sentimiento se va repentinamente cuando comprendo que todos los días lucho por parecer un poco común cuando ustedes simplemente lo son.
Y de esta manera poder llevarme lo suficientemente bien con ustedes, mientras no lleguemos a los golpes o insultos innecesarios y mantenido los roces por debajo de lo normal ambos habremos tenido un excelente día.
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